Mi nombre
es Bartola Nice y llegué a este mundo con la esperanza de atrancar mi puerta
con siete cerrojos, y abrir la ventana de mis sueños. Entorné los ojos y
comencé a dibujar mi nueva vida. Una aventura de mi puño y letra. Estaba
decidida a rena-cer y salté con la incertidumbre de caer sobre un lienzo en
blan-co. En un abismo.
Como todo comienzo
tuve que aprender y fui toman-do pinturas para redibujarme y darme forma en
este mundo.
Al igual que yo,
muchas almas anónimas llegaban al punto de comienzo. Una vez allí tomaron
caminos distintos.
Siempre me había
encantado la moda y tras conocer a algunas compañeras amables, que a priori me
ayudaron y ense-ñaron, comencé a crear y ser mi propia marca. En ese punto, las
amables compañeras comenzaron a mostrar sombras. El sueño se disipó
contagiándose de la realidad.
SL tiene buenas
cosas: la braga no aprieta y puedes enseñar cuanto desees. Así que, empecé a
dar forma a mis ideas interiores y a crear colecciones para mujeres como yo.
¡Hombres! Habría
que reinventarlos en muñecos hinchables. Las mujeres podemos vivir con menos
carne encima pero, necesitamos del aire que respiran las palabras, de los
gestos que acarician nuestra piel y provocan escalofríos en esa noche, o el
silencio que nos da calor.
No tardaron, por lo
anteriormente expuesto, en apa-recer “ellos”. Bajos, altos, energúmenos, cafres
y niñatos hor-monados venidos a dioses. Aquí todos son bellos, pero no
perfectos.
Pero hubo uno al
que le presté más atención. Era la hipérbole de un hombre. Me abrazaba con sus
palabras llenas de rimas y me acariciaba con su mirada figurada. Hablaba con la
voz más dulce que nunca hubiera imaginado. Sentí un calor interno seguido de un
estremecimiento que me dio vergüenza. Y me transportó a un lugar lejos de mis
ojos abiertos.
Él se llamaba
Rosajoven Jones y cada día bebía de sus palabras, ruborizándome cuando me
hablaba de mi virtual cuerpo y creía sentir su calor.
Pero llegó el día
en que se agria un sueño, cuando alguien le echa sal o enciende una luz en
medio de la noche. La voz es una seña más de identidad y aquella tarde, escuché
las mismas cálidas palabras que fueron para mí, posarse en la piel de otra. Me
ahogaba, la cabeza comenzó a darme vueltas y los colores de los que tanto había
disfrutado fueron desaparecien-do.
Y abandoné el
desear soñar.
Habían
transcurrido tres semanas cuando tuve la necesidad imperiosa de soñar, porque
los sueños son algo que el ser humano necesita y que no están publicados en un
muro.
Entró de nuevo en
ese túnel donde se cierran los ojos y uno se deja caer en un sueño soñado. Y
con la lección apren-dida quise recorrer mis sueños con los oídos tapados.
Con el paso de los
días descansé durante mis sueños, recobrando las fuerzas justas para la
realidad de un nuevo día. Para soportar lo que alguna vez había pretendido ser
un bonito sueño.
Descubrir una
nueva forma de vivir el sueño, con la construcción. Y aprendí rápidamente. El
roce hace el cariño dicen, y construir al lado de una persona que sabe escuchar
desembocó en enamorarme de él. Mis ojos observaban cuanto hacía él, creando
para mí, llenando mi sueño de bellos detalles. Pero su carácter altruista de
escuchar a todos y ayudar a todos me privaba de tenerlo más tiempo cerca de mí.
Esto era mi sueño y no estaba siguiendo mí guion.
Y el ave oscura
que sobrevuela el menú de inicio co-menzó a rondarme. No podía cargar con otra
situación pareci-da a la realidad, si esta era para refugiarme.
Estuve varios días
haciendo apariciones intermitentes por SL, pero el sueño estaba hueco pese al
estar dibujado con bellos colores y pinceladas maestras.
Entonces decidí
abrir el abanico de los amigos a los que amar. Así que, tras el trovador y el
constructor, fueron llegando otros, un pintor, una Dj muy mona, un programador
que duró una sola conexión, y otros de los que sólo guardo imágenes de sus
bonitos avatares. Que decir, que con cada ruptura sentía unas ganas increíbles
de abandonar SL para siempre.
Pero transcurridos
unos días, necesitaba un lugar donde descansar y poder cerrar mis ojos a una
realidad atrapa-da y muy física.
Hoy he regresado
de nuevo a dejar un mensaje. Tal vez salga de este mundo muchas veces, pero
sabed que volveré a cerrar los ojos e intentar navegar en un nuevo sueño.